FIDOCS 28: Resignificando territorios

Por Dago Flores:

La edición 28 del Fidocs (Festival Internacional de Documentales de Santiago) llegó a su fin. Fueron más de 35 películas que pasaron por la Competencia nacional, Competencia internacional, Competencia nacional de cortos emergentes, además de las Funciones especiales y los focos “Palestina en los ojos” y “Retrospectiva: Tatiana Huezo”. Las exhibiciones se realizaron en la Cineteca Nacional, Centro Arte Alameda (Ceina), Sala Cine UC y Sala K U Mayor, todo en un circuito transitable que permitió a la numerosa audiencia a desplazarse de un lugar a otro rápidamente para no perderse lo mejor del cine documental.

Territorios: afuera, adentro

¿Un territorio es un espacio físico? Sí, pero se queda corta la respuesta. Un territorio también podría ser un espacio que recorremos en nuestra memoria, un sentimiento que compartimos con una comunidad o nuestra familia, un secreto. Un territorio es lo que se habita, y eso multiplica las opciones. Es un espacio adentro y también afuera. Los territorios y el cine documental, alianza que sigue siendo una búsqueda no de respuesta, sino de mejores preguntas.

Diversas películas que pasaron por Fidocs colaron entre sus narrativas la necesidad de identificarse con un territorio y de resignificarlo. En “El Espíritu de la Araña”, de Antonia Rossi Charnes, una abandonada fábrica se transforma en el espacio de creación de la protagonista, donde, a través de diferentes experimentaciones artísticas, logra que su entorno se transforme en un universo aparte de la ciudad, alejado del mundo y los otros. En “Une famille”, de Christine Angot, el territorio pareciera ser más explícito y menos metafórico, pero tal vez no: la historia sucede en Francia, mientras la autora enfrenta a miembros de su familia que no hicieron nada mientras ella era abusada por su padre en su juventud. La belleza territorial es contrastada con la crudeza de lo que se nos cuenta, emergiendo un nuevo lugar.

Además, y no menor, es la actitud de la autora, escritora que ya se ha explorado lo suficiente a sí misma para continuar lamentándose de lo que pasó. Ahora quiere respuesta, quiere romper el silencio. Eso la pone en un activo que hace que sus pasos resuenen, generen consecuencias, desordena la zona de confort de los que prefirieron callar. En “Pepe”, de Nelson Carlo de Los Santos Arias, ¿el territorio acaso es la selva colombiana? Parajes frondosos y abundantes, donde todo es agua y verde, exuberancia latina, ruralidad calurosa. Y en este espacio, en donde todos parecieran moverse en lanchas en la infinidad de ríos, un hipopótamo llamado Pepe reflexiona sobre su condición y de paso nos hace reflexionar sobre la nuestra. Lo hace en diferentes idiomas. El territorio es físico y también interno y compartido, un lugar en donde se nos invita a pensar que tal vez nuestro devenir está torcido en comparación a la sencillez de los animales.

Cortos que emergen

Sin duda una de las categorías más concurridas. Salas llenas con fanaticada presente alentando a sus realizadores y realizadoras. Quizá también las películas más atrevidas, con variedad de recursos a disposición de sus historias, aunque a veces se topan en lugares comunes, en especial en los temas que exploran.

Las ganadoras

Tras una semana de lo mejor del cine documental, las grandes ganadoras fueron:

– My Stolen planet, Competencia Internacional

– Algo nuevo, algo viejo, algo prestado, Competencia Internacional, mención especial del jurado.

– Una sombra oscilante, Competencia Nacional.

– Ensayos y errores, Competencia Nacional, mención especial del jurado.

– Chi(le)na, Competencia Nacional de Cortos Emergentes.

– Salaman Extensor, Competencia Nacional de Cortos Emergentes, mención especial del jurado.

– Une Famille, Premio del jurado joven, Premio a la mejor ópera prima.